martes, 10 de febrero de 2015

Grandes Ciudades, llamadas Salvajes "Generan mas Violencias"

La escala y la velocidad de la urbanización está generando uno de los cambios demográficos más dramáticos en la historia de la humanidad.

Más de la mitad de la población del mundo hoy vive en ciudades.

Por lo menos 500 ciudades tienen poblaciones que superan el millón, incluyendo 28 megaciudades con 10 millones o más de habitantes. En 1950, sólo existían 83 ciudades con más de un millón de personas, y tan solo tres megaciudades.

Junto a esta categoría de ciudades globales de rápido crecimiento, existen otros centros urbanos que están quedando rezagados. Mientras algunas ciudades como Bogotá y São Paulo sirven como polos nacionales de crecimiento, otras como Caracas y San Salvador están desbordadas. La rápida urbanización ocurre mayormente en las Américas, así como en África y en Asia.

Estos centros urbanos de inestabilidad tienen un impacto en la reducción de la pobreza y la inequidad. Algunos expertos en seguridad creen que estas “ciudades salvajes” y sus poblaciones pobres son una fuente de inestabilidad, conflicto civil y rebelión urbana.

Viraje urbano

Casi todos los analistas concuerdan que la seguridad, estabilidad y el desarrollo sustentable del siglo 21 depende de las grandes ciudades, y especialmente las medianas que crecen rápidamente. En los últimos 400 años, ciudadanos de Norteamérica, Europa Occidental y América Latina se mudaron masivamente a las ciudades y sus suburbios. En los 1800s, apenas 1 de cada 30 personas vivía en una ciudad. Hoy, tres de cada cuatro lo hacen.

Y más del 90 por ciento del crecimiento de la población futura ocurrirá en las poblaciones y barrios marginales del Sur, sumando otras 2.500 millones de personas a los centros urbanos para el año 2050.

Algunos países como China, India y Nigeria serán los motores de esta expansión. Con frecuencia, la división política, social y económica entre los pobres y los ricos se reproduce de manera espacial en las ciudades. Por ejemplo, más de 110 millones de la población de 558 millones de América Latina vive en barrios marginales.

Desde luego, esta migración masiva tiene su lado positivo. Los urbanistas en las ciudades más grandes están aprendiendo cómo construir espacios más seguros y habitables. La vida en las ciudades tiene muchas ventajas sobre la vida rural. Los que viven en ciudades viven por más años, tienen más educación y gozan de mejores estándares de vida. Y comienzan a surgir redes urbanas de ciudades inteligentes  para enfrentar no solamente problemas locales sino también desafíos internacionales.

Sin embargo, no todas las ciudades están avanzando en la misma dirección. Si bien algunas están bien posicionadas – apenas 600 ciudades aportan dos terceras partes del PIB global — muchas están quedando rezagadas. Peor, el contrato social que une los gobiernos municipales con sus ciudadanos se está debilitando y la violencia repunta. En las ciudades de rápido crecimiento en las Américas, África, Asia y el mundo Árabe, la gobernabilidad urbana se divide entre aquellas que la tienen y las que no la tienen.

Las ciudades más peligrosas pueden llamarse las ciudades frágiles. Son unidades metropolitanas cuya gobernabilidad se caracteriza por una falta de capacidad o falta de voluntad, o ambas cosas, para cumplir con el contrato social. Con algunas excepciones, la mayoría de las ciudades frágiles se ubican en las Américas, especialmente al sur de los Estados Unidos. La mayoría de las 50 ciudades más peligrosas se encuentran en América Latina y el Caribe.

Según nuestras estimaciones basadas en varias fuentes, 7 de cada 10 ciudades más peligrosas están ubicadas en América Latina y el Caribe. San Pedro de Sula se encuentra en el segundo lugar, detrás de Aleppo en Siria. Es una indicación de lo que puede ocurrir en el resto del hemisferio sur.

No obstante, la fragilidad urbana no es inevitable. Tomen el caso de Rio de Janeiro, considerada durante años como el paradigma de una ciudad frágil. La violencia de las pandillas y la policía es legendaria. Después de muchos años de experimentación y avances en pequeños incrementos, la situación empezó a cambiar a partir del 2009.  Los líderes políticos a nivel de estado y de municipios invirtieron en nuevos programas sociales y policiales. Más de 9.000 de los 43.000 policías militarizados empezaron a utilizar tácticas de acercamiento a la comunidad a través de un programa de pacificación. Los resultados fueron dramáticos. La tasa de homicidios se redujo en un 65 por ciento al 2012.  Los inversionistas regresaron. Los residentes y los turistas también. Aunque sigue teniendo problemas monumentales, la ciudad ha comenzado a dar un giro.

Rio de Janeiro no es la única ciudad que está logrando salir de un estatus de fragilidad. En poco más de una década, São Paolo pasó de ser una de las ciudades más peligrosas de Brasil a una de las más seguras, con su tasa de homicidios cayendo en 70 por ciento desde fines de los 90. Aunque aún tienen grandes desafíos, en décadas recientes lugares comoCiudad Juárez, Medellín y Nueva York lograron importantes reducciones en la violencia letal.

Mientras siguen los debates sobre los determinantes estadísticos de la prevención de la violencia, hay consenso en relación con la prevención a largo plazo, especialmente entre especialistas en salud pública y planificación urbana. Intervenciones enfocadas en la niñez temprana y apoyo a la juventud demuestran resultados comprobados, así como estrategias para promover la regeneración urbana, el diseño medioambiental y mejores políticas de vivienda.

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