martes, 10 de febrero de 2015

INTELIGENCIA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO. Segunda Parte.

Para combatir con éxito a los cárteles mafiosos, es necesaria la creación de una fuerza de élite militar y policial, con entrenamiento exclusivo y dotados de medios tecnológicos y recursos presupuestarios poderosos. De nada sirve tener una inteligencia sólida y robusta, eficaz y precisa, si no está acompañada de una fuerza de reacción inmediata, rápida, efectiva y precisa. Imaginemos que después de una labor de infiltración o recolección de información perseverante, se logra detectar a un jefe o miembro destacado de un cartel en algún lugar concreto del territorio nacional; ...Si no se reacciona con celeridad, puede escapar, y se pierde una oportunidad única. Además esta fuerza debe estar preparada en el uso del mejor armamento, en tácticas de combate y excelentemente entrenada para acceder a los terrenos más difíciles, complicados y bien protegidos.

Igualmente es necesaria la participación de la sociedad en esta lucha; es fundamental que los ciudadanos confíen en sus autoridades; sin embargo, curiosamente, en México está sucediendo algo inusual y novedoso: Los ciudadanos de muchas regiones y estados del país no confían en sus autoridades, y no denuncian ante ellas; antes bien, se están organizando en las redes sociales (y en algunos casos hasta han tomado las armas y se han constituido en defensas comunitarias), y están facilitando todo tipo de datos sobre los cárteles y sus integrantes; esta es una fuente de información muy interesante que las autoridades de la Inteligencia deben analizar y evaluar a fondo, creando un sistema informatizado con los datos e informaciones facilitadas, comparándolas y cruzándolas.

Se podría calificar como un efecto rebote o también puede ser denominada como una reacción patriótica de la ciudadanía. Mientras los cárteles intentan ahogar la libertad de expresión matando a periodistas y blogueros incómodos, y mientras las autoridades no prestan el suficiente apoyo o carecen de la suficiente determinación para combatir a los cárteles, a lo largo de todo México se están levantando jóvenes patriotas mexicanos dispuestos a desafiar la apatía o impotencia de las autoridades y las amenazas de los cárteles, luchando valientemente por la paz en su nación por el medio pacífico de la denuncia pública. Hay otros ciudadanos, muy cansados y hartos de la impunidad de los miembros de los cárteles, que se están constituyendo en defensas comunitarias, agarrando las armas para combatir al “Narco”, y esto es ciertamente peligroso por la deriva incontrolable en que puede desembocar.

Igualmente la Inteligencia requiere que el Estado facilite la creación de instituciones civiles y estatales donde se recolecte información, la cual debe ser analizada y evaluada en profundidad por órganos de inteligencia y seguridad, que propondrán planes de actuación contra los cárteles. Estos órganos e instituciones brindarán pistas e informes que desarrollarán una mejor comprensión de la estructura, movimientos y comportamiento de los cárteles. A mi modo de ver, un Observatorio Nacional compuesto por todo tipo de profesionales provenientes del ámbito público (Estado) y del ámbito privado (empresas, ONG's, consultorías, asociaciones, fundaciones etc.) es una de las mejores estrategias que el Estado puede utilizar.

Igualmente la Justicia debe ser impulsada para que la impunidad deje de existir, para que la aplicación de la ley sea respetada y consolidada. Se necesitan mejores leyes contra el Narcotráfico y un solo código procesal y penal, y en ello está trabajando el Estado Mexicano y sus gobernantes y políticos, aunque quizá lentamente.

En el año 2006, cuando se declara la "guerra al Narcotráfico", la prioridad era capturar a los Jefes de los Cárteles. Tal estrategia dividió a los cárteles en grupos muy autónomos y creó otros grupos nuevos, que luchan por el poder y control de territorios, entrándose en una espiral de violencia, ajustes de cuentas y matanzas, que aún en la actualidad continúa vertiginosamente.

Hoy, en 2013, la prioridad es emplear más la Inteligencia que la fuerza, es decir, conocer mejor a los cárteles. Para combatir a un enemigo, hay que conocerlo bien, hay que saber penetrar en sus entrañas y quebrar su columna vertebral y llegar a su corazón: el lavado de dinero.

El lavado-blanqueo de capitales o dinero tiene tres niveles; voy a intentar explicarlos con sencillez, aunque hay muchas variables y dificultades que no pueden ser explicadas en todos sus detalles:

En el primer nivel están las entidades bancarias. El máximo responsable de la lucha contra la droga en Rusia, Víctor Ivanov, declaró recientemente que algunos bancos se están aliando con el Narco. Se calcula que por un jugoso 20% de comisión, estos bancos y entidades financieras han decidido lavar el “dinero de sangre de los cárteles” para contrarrestar las enormes deudas que alcanzaron en esta pasada crisis del 2008 y así lo convierten en blanco, limpio y legal, insertándolo de nuevo en la economía mundial en general y de México en particular. (Un dato oficioso apunta a que el 75% de la economía mexicana está generada por dinero blanqueado).

Por otra parte, tenemos 76 Paraísos Fiscales en el mundo, que también por una jugosa comisión, blanquean el dinero negro y sucio de los jefes de los cárteles, los cuales sobornan y compran abogados, contables, directores de bancos y todo tipo de ingenieros financieros para ocultar el rastro del dinero sucio. El proceso es relativamente fácil. Por ejemplo, en Panamá, por 250 dólares puedes crear una empresa ficticia, con una cuenta bancaria asociada; incluso por un poco más de dinero, hasta te facilitan un Permiso de Residencia provisional; a esa cuenta de Panamá se transfiere el dinero negro (de la droga, de las armas, de las extorsiones, los secuestros y los homicidios), y desde allí se vuelve a transferir a otra cuenta bancaria abierta en algún otro paraíso fiscal, hasta que se pierde el rastro por causa de la ingeniería financiera, por la opacidad del sistema y por la falta de cooperación internacional.

En un segundo nivel están los cambistas o testaferros u hombres de paja, que prestan sus nombres para adquirir propiedades y bienes o establecimientos como casinos o establecimientos de turismo y hostelería o inmobiliarias para pasar el dinero negro como ganancia. Se invierte en todo, comercio, servicios, agropecuarias, ganadería, ocio, construcción, deporte... incluso se ha sabido que los cárteles están comprando equipos de fútbol y que manipulan las apuestas deportivas para obtener aun más ganancias.

En un tercer nivel está el lavador, que blanquea pequeñas cantidades de dinero ingresándolas a sus nombres en diferentes bancos y luego las transfiere blanqueadas a la organización ó bien “lava” realizando constantes envío de remesas. Últimamente también se ha detectado que los lavadores prestan dinero, sin garantías, pero con intereses usureros del 60%, dinero que les vuelve lavado y con grandes beneficios.

Este es el corazón de los cárteles y hacia donde la Inteligencia debe desarrollar todo su ataque y potencial, y así se ganará esta guerra que los carteles han desatado contra la sociedad mexicana, que en su mayoría es una ciudadanía de orden, de bien y de paz.

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